Mujer embarazada comiendo saludable para cuidar su microbiota

Microbiota: ¿Qué es? ¿Para qué sirve?

Con frecuencia oímos hablar de microbiota, microbioma, probióticos… Todo el mundo parece saber que es la microbiota y recomiendan indiscriminadamente el uso de determinados productos con la idea de que son beneficiosos para la misma. Pero, ¿sabemos de verdad qué es y para qué sirve la microbiota?

El término más reciente sobre la definición de microbiota y que acoge el consenso de los especialistas que nos dedicamos a su estudio, data de 2020 y define a la microbiota como el conjunto de microorganismos, entre los que se incluyen bacterias, virus, hongos y parásitos, que habitan en simbiosis en un hábitat determinado.

Mientras que el micriobioma, término que también se usa frecuentemente, se refiere no solo a los microrganismos del microbiota, sino también a su material genético, y a los productos resultantes de sus intervenciones comunitarias en el ambiente definido en el que se encuentran.

Como he dicho, estos microrganismos viven en simbiosis con el huésped, que somos nosotros, y realizan acciones fundamentales para el correcto funcionamiento de la fisiología de nuestros órganos.

Mujer embarazada haciendo yoga para cuidar su microbiota

Microbiota: Uno de los factores más importante de la salud/enfermedad

Se les considera uno de los factores más importantes de la relación salud/enfermedad. La microbiota incluye más de 100 trillones de especies de microorganismos, supone alrededor de 2 kg del peso total de un adulto y aporta casi 30 veces más genes que los genes procedentes de nuestras células somáticas.

La microbiota se encuentra principalmente en el intestino, suponiendo el 95% del microbioma simbiótico y el 99% del metabolismo proveniente del control genómico, pero también está presente en piel, oro faringe, nariz, estomago, aparato genital masculino y femenino, sistema nervioso central (SNC), etc. Los microorganismos del intestino realizan funciones metabólicas, protectoras y estructurales.

La microbiota tiene importantes efectos beneficios para el huésped, esto es, para cada uno de nosotros: sintetiza las vitaminas K y B, estimula el sistema inmune, apoya la digestión de ciertos tipos de fibras, crea ácidos grasos de cadena corta, los cuales tienen una importante función antiinflamatoria, nos protege contra microorganismos patógenos presentes en la comida y el agua, etc.

La microbiota es personal, es de cada uno de nosotros, no todos tenemos la misma microbiota, por lo que establecer estándares de normalidad es muy difícil. Según esto, sería un gran error tratar a todas las personas de la misma manera.

Sabemos que el microbioma se ve influenciado por efectos temporales, espaciales y genéticos, por lo que podemos hablar de un microbioma base y uno transitorio, sobre el que podremos actuar.

Eubiosis y disbiosis

Cuando nuestra microbiota está equilibrada hablamos de estado de EUBIOSIS y cuando esta desequilibrada hablaremos de DISBIOSIS.

La disbiosis se relaciona, con problemas endocrinológicos, esterilidad, endometriosis, síndrome ovario poliquístico (SOP), síndrome de resistencia a la insulina, diabetes, alteraciones tiroideas, patología neurológica, síndrome metabólico, enfermedades autoinmunes, alergias y un sinfín de alteraciones en las que esté implicado el microbioma de la zona disbiotica.

Establecer un correcto diagnóstico de la disbiosis es fundamental y nos permitirá aplicar tratamientos individualizados cuya finalidad es revertir la disbiosis y mejorar el estado de salud de nuestros pacientes.

Mujer embarazada tomandose una ensalada para cuida su microbiota

Microbiota: Hacia una salud óptima

El cuidado adecuado del microbioma es esencial para promover una salud óptima y prevenir desequilibrios que puedan conducir a la disbiosis y diversas condiciones de salud. A continuación, presentamos una guía práctica con consejos sobre hábitos alimenticios, estilo de vida y enfoques terapéuticos para mantener un microbioma saludable:

  1. Alimentación Balanceada y Rica en Fibra: Prioriza una dieta rica en alimentos integrales, como frutas, verduras, legumbres y granos enteros. Estos alimentos proporcionan fibra prebiótica. Además, incluye alimentos fermentados como el yogur, el kéfir, el chucrut y el kimchi, que son ricos en probióticos y pueden ayudar a mantener un equilibrio saludable en la microbiota intestinal.
  2. Reducción del Consumo de Azúcar y Alimentos Procesados: Limita el consumo de azúcares añadidos y alimentos altamente procesados. Opta por fuentes de carbohidratos complejos y naturales.
  3. Gestión del Estrés: Practica técnicas de manejo del estrés, como la meditación, la respiración profunda, el yoga o el tai chi, para reducir los niveles de estrés crónico. El estrés prolongado puede afectar negativamente al microbioma intestinal.
  4. Ejercicio Regular: Realiza ejercicio físico de forma regular, ya que se ha demostrado que el ejercicio promueve la diversidad y la salud del microbioma.
  5. Evita el Uso Innecesario de Antibióticos: Utiliza los antibióticos solo cuando sean necesarios y según lo prescrito por un profesional de la salud. Los antibióticos pueden alterar el equilibrio del microbioma intestinal al eliminar tanto las bacterias patógenas como las beneficiosas, lo que puede conducir a la disbiosis.

Al adoptar estos hábitos saludables y enfoques terapéuticos, puedes cuidar y mantener un microbioma saludable, promoviendo así tu salud integral y reduciendo el riesgo de desequilibrios microbióticos y condiciones de salud asociadas.

Cuidar nuestro microbioma es la base de la salud.

Dra CARMEN OCHOA MARIETA

MEDICINA DE LA REPRODUCCION

MEDICINA FUNCIONAL

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